OCHO AÑOS EN LA BÁSICA...

A los 13 años terminé la rutina de caminar diariamente las mismas calles; sea invierno o verano, no tuve otra alternativa. Desde Primero a Cuarto Básico, mi profesora jefe fue la entrañable tía Sara Poohl, y de Quinto a Octavo Básico, don Credolfio Cárdenas, de quien recibí el único coscorrón de mi vida por no haber llegado a tiempo a sus clases de matemáticas...
¿Qué rescato de aquel tiempo de tantas incertidumbres?... Pues, muchas cosas. Fue en la Escuela donde empecé a participar y obtener premios en concursos de poesía y de dibujo, donde descubrí que era re malo pal fútbol, y donde aprendí que muchos de mis compañeros tenían el dinero, la posición social y el poder que supuestamente yo jamás llegaría a tener. Además, los dentistas se dieron por vencidos con mis piezas dentales, porque ninguno pudo evitar la ensalada de muelas que tenía en mi boca por una cuestión hereditaria; también descubrí sorprendido las primeras revistas pornográficas que mi tío escondía debajo de su cama; y me gustó una niña del curso cuyas iniciales eran C.M., la misma que me propinó una tremenda bofetada cuando le declaré lo que sentía por ella... Finalmente, se puso a pololear con un chiquillo nuevo que llegó en Séptimo al curso...
En las siguientes y reveladoras fotos, estoy junto a mi curso dos semanas antes de la Licenciatura de Octavo, después posando como "santo" en el día de mi Primera Comunión, y por último, la imagen efímera de un instante de mi niñez...